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Concepcionistas Franciscanas de Burgos

La Iglesia nos señala un día a los contemplativos para estar más profundamente en el corazón y en las oraciones de los fieles.
Le llama Día pro orantibus

Es maravillo el lema de este año: “Con María en el corazón de la Iglesia” y a mi se me antoja ponerle un añadido: España, con María, en el corazón de la Iglesia.

María es el ejemplo para la vida contemplativa que está llamada, como Ella, a habitar el cuerpo místico de Cristo, de la Iglesia que acompaña a sus hijos con amor maternal en todo momento, especialmente en los momentos difíciles”

La vida contemplativa escondida pero presente, como María.  Al igual que la Santísima Virgen en la comunidad, «la vida contemplativa permanece escondida a todo y a todos, pero presente en todo y en todos”. Y si bien no constituye un miembro entre los demás, representa lo que anima y sostiene todo, es decir el amor.

El amor representa lo que anima y sostiene todo

Los Obispos afirman que “la Madre de Jesús es el primer recuerdo del amor de Dios en el Hijo, y la vida contemplativa es el recurso del amor de Jesús en la Iglesia». A lo que agregan:

“Una existencia de la contemplación es, al mismo tiempo, una vida oculta y fructífera para el mundo, al que muestra la luz de Dios, especialmente cuando las tinieblas se ciernen sobre la humanidad”

Tres características de la vida contemplativa

Los Obispos españoles destacan tres características de la vida contemplativa: la primera es que «custodia con fervor la realidad central de la fe, es decir, el amor de Cristo». Los contemplativos, de hecho, «mantienen viva la confianza en Dios que, por amor a nosotros, en el silencio y el frío de la noche, en el rincón más pobre de este mundo, se encarna para la salvación de todos».

Acogidos por el corazón compasivo de Dios Padre

La segunda característica es que una existencia de la contemplación «alienta incansablemente la gran esperanza de la Iglesia, que es la misericordia del Padre», porque gracias a las personas consagradas se despierta «la paciencia y la perseverancia de quien sabe ser acogido por el corazón compasivo de Dios Padre en todas las circunstancias, incluso en medio de grandes sufrimientos como los de hoy», desencadenados por la pandemia de coronavirus.

Alegría de vivir según el Evangelio y la gracia del Espíritu

Finalmente, la vida consagrada contemplativa, como María, «irradia en el mundo la alegría de vivir según el Evangelio y la gracia del Espíritu» y, como la Virgen en las bodas de Caná, ofrece al mundo «el vino de la Buena Nueva, convirtiéndolo cada día en una preciosa anticipación del banquete del Reino de Dios».

 

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