El 30 de abril la Orden de la Inmaculada Concepción emprendió el camino carismático que trazó Beatriz de Silva hace ya 532 años. Nosotras, sus hijas, celebramos cada año en esta fecha el día de la Vocación Concepcionista. Es un día para dar gracias y para alabar al Señor por tantos beneficios gustados en el  caminar por tantas hermanas nuestras a lo largo de los siglos.

El vino añejo es el mejor para el paladar. Nuestra Orden, ya de tantos siglos, sigue dando buen gusto al caminar de la Iglesia en los distintos avatares que le toda vivir. Nuestra presencia es silenciosa, oculta, intentando ver cada día el rostro de María Inmaculada, vuelto a la humanidad dolorida y a veces descarriada. Santa Beatriz de Silva, con esta mirada de amor a María Inmaculada, intentó y vivió como esposa del Redentor de los hombres e intercedió constantemente por todos.  Esa  es la luz que iluminó su mente con una estrella y esa es la luz que nos ilumina a nosotras en el hoy de la historia, para ser fecundas en la Iglesia.

Se dice pronto: 532 años viviendo en esta tesitura de amor, dejando a los lados del camino flores de virtud y santidad. Esa es la vida de la Concepcionista Franciscana, que con la mirada fija en María Inmaculada, tiene como cuerda de fortaleza en el camino, el cordón franciscano que la hace avanzar por las sendas largas y con vericuetos, al AMOR.

Desde el gozo de ser una hermana Concepcionista Franciscana, doy gracias a Dios de todo corazón por esta elección gratuita de amor y por este conservarme en su casa con la alegría de vivir para todos los hombres, incluso a los que no conozco y llevo en el corazón. ¡30 DE  ABRIL DÍA DE LA VOCACIÓN CONCEPCIONISTA FRANCISCANA!