El Domingo de Ramos es la primera festividad de la Semana Santa, así como el día en el que finaliza la Cuaresma, que comenzó el Miércoles de Ceniza en el mes de febrero.

La procesión de las palmas es característica en este día porque cuando Jesús entró a Jerusalén, la gente le aplaudió con palmas en las manos. Este objeto era símbolo de fecundidad y riqueza para el pueblo judío y se podía utilizar para hacer pan y miel.

Además de con palmas, a Jesús también lo recibieron con ramas de olivo, que era un símbolo de la paz.

El Papa Emérito Benedicto XVI explica en su libro “Jesús de Nazaret: desde la entrada en Jerusalén a la resurrección” que Jesucristo reclamó el derecho de los reyes, conocido a lo largo de la antigüedad, de demandar modos de transporte particulares.

El uso de un animal (el burro) en el que nadie se había sentado aún es un indicador más del derecho de la realeza. Jesús quería que su camino y su accionar sean entendidos en términos de las promesas del Antiguo Testamento cumplidas en su persona.

     Un año mas nos presenta la Iglesia un itinerario de sombra y luz. Sí, la humanidad se encuentra en las sombras del pecado y la tiniebla, del dolor y la pandemia que a todos nos asusta. Desde la vocación contemplativa que se me ha dado por la llamada del Señor, es un acicate para vivir mas auténticamente mi vocación de entrega, de oración, de intercesión por una humanidad dolorida.

Si, el dolor nos hace ver más la misericordia de Dios para con nosotros y con Mt. 5,7 se nos invita a ser misericordiosos para alcanzar misericordia: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Se nos presenta un Jueves Santo donde nos invita el Señor a su mesa, a salir al encuentro del hermano, con la misericordia que yo recibo de Dios. ¡Cómo quisiera saber trasmitir el amor al hermano, con el mismo amor que soy amada por Dios! El nos sale al paso, dándonos sacerdotes que nos muestran sus huellas, su entrega, su servicio por el Reino.

El Viernes Santo, es día de mirar y dejarnos mirar por el que pende en la Cruz por mi amor. ¿Cómo se puede amar tanto, como pender en una cruz, hasta derramar hasta la última gota de sangre por mi amor?  No, el pensamiento humano se pierde en esa inmensidad de amor. ¡Solo Dios puede amar así! Y nos invita a hacer lo mismo.

Y llega la Vigilia Pascual. ¡Qué noche mas hermosa en que el cielo se junta con la tierra! Es verdad: Cristo nos ha salvado, ha resucitado, transforma el dolor en gozo, la tiniebla en LUZ.

¡Cómo no va a brotar la misericordia en nuestro ser, la acción de gracias, la alabanza y todo lo que hay de positivo en el alma para gozarnos de ser salvados!

Por lo tanto, ¡¡¡Feliz día de Resurrección!!!