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Concepcionistas Franciscanas de Burgos

 

La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más

Porque todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro Redentor.

  • Sería una buena ocasión para meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son:
  1. Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
  2. Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
  3. Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
  4. Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.

Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres.

María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.

  • Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.

María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.

  • Vivir una devoción real y verdadera a María.

Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:

  1. Mirar a María como a una madre: Contarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella siempre.
  2. Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
  3. Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
  4. Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.

Como concepcionista se me ha dado la gracia de seguir el camino de Jesús siempre con María. La Regla en el capítulo III me dice que la imagen que llevo sobre el pecho con su imagen, me debe recordar que debo llevar en mi corazón entronizada, a la Madre de Dios, como ejemplar de vida.

 

 

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