Cada año, la Iglesia pone a nuestra consideración a esa multitud de hombres y mujeres, que pasaron por nuestro mundo, amando a Dios sobre todas las cosas y siendo luz en el camino de los hombres. Sí, alabamos y bendecimos a Dios por estos hermanos nuestros, que supieron caminar con paso firme hacia la morada eterna; y así lo proclama la Iglesia.
Pero… ¿ y los santos anónimos ?
- ¿Quién no recuerda a aquel padre de familia, que venía cansado de trabajar cada jornada y acogía a sus hijos, los escuchaba, jugaba con ellos, les ayudaba en sus tareas, les educaba, los enseñaba a rezar, junto con su esposa…?
- Y ¿ aquella madre generosa , cariñosa, sacrificada, que siempre al pie del cañón, sabía dar la solución a cada problema, secar las lágrimas del hijo afligido… y todo ello con una sonrisa, como si no hiciera nada
- Y, ¿aquellos hermanos cercanos, dispuestos siempre a ayudar, incluso a jugar…?
- Y ¿ en la vida consagrada tantos y tantas hermanos y hermanas entregadas al servicio del Reino, viviendo su consagración en silencio, en humildad, sacrificio, entrega…?
Me vienen a la mente un sin fin de santos anónimos que pongo nombre en mi corazón y celebro su fiesta, junto con todos esos que la Iglesia nos pone en los altares; pero que sin duda gozan de Dios en el ALTAR DEL AMOR, viviendo muy cerca del Señor por toda la eternidad.
¡ Feliz día de Todos los Santos !
¡ Feliz día de los Santos Anónimos !